…y como un mester de juglaría, cantó romances tristes y trágicos.
Apareció en el escenario, ocupando algo más de lo que yo recordaba, y con una camisa que seguramente le regaló Bunbury.
Lo acompañaban su guitarra, y Xel Pereda. Virtuoso multiinstrumentista que alternó un par de guitarras con un banjo y una mandolina.
A su izquierda, también lo acompañaba una mesita surtida de tabaco y líquidos. Y pareciendo casi un ritual, entre canción y canción, ingería el sorbo de un licor, seguido del sorbo de zumo de cebada fermentada…
Sin hablar previamente, comenzó a cantar “Noches árticas”.
Buen comienzo, me dije, porque cuando escuché este tema por primera vez, consiguió electrizar hasta mi cuero cabelludo, pensando que bien podría tratarse de una canción de cuna preciosa y rara…Y estando yo allí, con dos corazones…
Continuó con “Días extraños”, primer corte de El tiempo de las cerezas. Pensamos que iba a presentar su parte de este último trabajo con Bunbury, pero no. En realidad fue un repaso a toda su discografía.
Cantó “Que te vaya bien, Miss Carrusel”, “El cazador”, “Canción desde palacio #7”, “La pena o la nada” :…entre la pena o la nada, elijo la pena... (como no podría ser de otra forma)
Apareció en el escenario, ocupando algo más de lo que yo recordaba, y con una camisa que seguramente le regaló Bunbury.
Lo acompañaban su guitarra, y Xel Pereda. Virtuoso multiinstrumentista que alternó un par de guitarras con un banjo y una mandolina.
A su izquierda, también lo acompañaba una mesita surtida de tabaco y líquidos. Y pareciendo casi un ritual, entre canción y canción, ingería el sorbo de un licor, seguido del sorbo de zumo de cebada fermentada…
Sin hablar previamente, comenzó a cantar “Noches árticas”.
Buen comienzo, me dije, porque cuando escuché este tema por primera vez, consiguió electrizar hasta mi cuero cabelludo, pensando que bien podría tratarse de una canción de cuna preciosa y rara…Y estando yo allí, con dos corazones…
Continuó con “Días extraños”, primer corte de El tiempo de las cerezas. Pensamos que iba a presentar su parte de este último trabajo con Bunbury, pero no. En realidad fue un repaso a toda su discografía.
Cantó “Que te vaya bien, Miss Carrusel”, “El cazador”, “Canción desde palacio #7”, “La pena o la nada” :…entre la pena o la nada, elijo la pena... (como no podría ser de otra forma)
Paró para explicar que están preparando un disco entre diversos intérpretes asturianos, que compilará romanzas y canciones populares de su tierra. Así que nos cantó una, que trataba de un príncipe y una plebeya. Muy triste, al final mueren todos. Su idioma es parecido al castellano antiguo, así que quedó muy medieval. Lo que comentaba al principio, muy juglar.
Decir que el público (que llenó el local) se entregó bastante, animando a aquel hombre tan serio y un poco soso (como alguien apuntó). Llamaba un poco la atención, como en algunas canciones la gente coreaba al tiempo, o gritaba entusiasmado en cierta frase, o en cierta palabra de la misma. Así pasó con “Nuevos planes, idénticas estrategias”, o con “El hombre que casi conoció a Michi Panero”…mirad las niñas van cantando: Shalalaralalá!... Las niñas cantamos, pero también lo hicieron los niños.
Yo no pienso que Vegas estuviera soso. Sólo me parece un tipo serio.
Sus letras son genialidades. Creo que es lo que más nos gusta a todos. Son poemas interminables, que aún nos fascinan más si cabe, porque van adornados con esa música tan sencilla y bonita. Así que lo que realmente pienso es, que es un encantador de serpientes. Un hombre capaz de estar sólo en un escenario, con un montón de gente pendiente de lo que tiene que decir cantando… ¿nadie se ha sentido alguna vez medio hipnotizado al escucharle? (Yo sí)
Para el bis se dejaron “La canción del extranjero”. Otra nana muy bonita (uuuissss, ¡cuánta consideración! ya iban dos…) que también pertenecería al recopilatorio asturiano del que antes os he hablado. Pero esta vez cantada por Xel Pereda. ¡Qué bonita voz!, me recordaba un poco a la de Aute. Muy cálida.
El final fue “En el jardín de la duermevela”, y para el final de la canción, se marcaron un pasaje guitarrero alucinante. Estuvo muy bien. Hay que tocar mucha guitarra española para que te salga una cosa así… chulísima.
Después ya no volvieron, y aunque el concierto no duró mucho, no me supo a poco, porque como las canciones son tan largas…
El Loco se comportó el sábado. Aunque hubiese sido un delito fallar con tan solo dos instrumentos. De todas formas, es una de mis salas favoritas.
Y poco más. Decir a los ajenos a Nacho Vegas, que os planteéis seriamente escuchar con atención algo suyo, porque seguro no os dejará indiferentes.
Y recordad: Todo el mundo fantasea con una muerte trágica (pero la mía por favor, que sea bien tarde)
Besitos,
Loula
